domingo, 2 de septiembre de 2012

Leave luck to heaven

Leave luck to heaven, decía mi tío Eustacio, ilustre caballero que presumía sus raíces inglesas al punto de siempre tener a la mano su árbol genealógico. Si si, ella era amiga de uno de los primos de la reina, ¡Y su papa era amigo personal del mayordomo del Rey Jorge! Dejar la suerte al cielo nunca se me hizo una buena manera de vivir (mi tío Eustacio murió a los 42 en el Amazonas luego de que se negó a ponerse las vacunas). Claro, no se debe llegar tampoco al otro extremo de decir que tu haces tu suerte (Como te dicen en todos esos seminarios de superación personal, que en realidad lo único que superan es el volúmen máximo permitido por los recintos en donde se llevan acabo, y causan que llegan quejas de la gente que si quiere ser alguien en la vida que estudia en la biblioteca de al lado), por que en esencia la vida es solo un montón de acontecimientos que combinan la acción y el azar que te llevan a un punto determinado: tu muerte. La manera correcta de catalogar el porque y el que de la vida es la de no hacerlo y mejor dejarle al cielo el trabajo.

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